¿Procaz?

¿Por qué usaste lenguaje altisonante en tu mensaje de la otra vez?


Creo que es mucho mayor la brutalidad de lo absurdo de las cosas y de la gente, que la vulgaridad de las “’groserías”, y no podría no ser directo. A parte de que lo comentado me hace enojar y me dan ganas de decir más palabrotas, sólo puse las más pocas, apenas Como para llamar la atención y a ver si así se fijan, de repente, en lo que estoy diciendo en verdad, más que en la forma de decirlo.

Es frecuente que la “educación” como cosa disciplinar permeabilice a la educación como disposición a la comprensión y el aprendizaje. Luego, la gente tampoco es honesta. Son conformistas y, en esa ceguera… Esa es la verdadera total falta de educación. Quizá no sea yo quien logre educar a una masa, pero prefiero invertir mi coraje y enojo en intentarlo.

Moriré intentando… No soporto las cosas. Si no desahogo “eso”, si no intento nada, seria sólo irme muriendo por dentro. En verdad me dan asco las cosas así como encuentro que son. Todo está lleno de ignorancia, de miedo y mediocridad que uno debe tolerar e incluso “tratar de imitar”. No aguanto esos absurdos dentro de mí.

¿Por qué debería callarme, si tengo derecho a pensar y hablar? Si tuviera que convertirme en esa gente que no piensa, que ni siquiera saben lo que dicen, tan sólo repiten lo que les dicen… Eso sería ya la misma muerte. Y, ¿para qué querría seguir viviendo de esa manera, si de por sí ya me siento peor que muerto? Cualquier cosa podría yo, menos tolerar esa clase de muerte.

HOMENAJE A LA MUJER

[mes de ser mujer, ¿o cómo era?]

Me acuerdo de mi p4n0ch4 más azúcarpestosa, o sea de «azúcar, yeah», cuando huelo mi mano con olor a p1t0 apestoso y c0it0 decadente. Una tal Món1ca Du6án. Con ella tuve la experiencia del c0ñ0 más apestoso y sabroso a la vez. Su p4n0ch4 era la porqu3rí4 más maravillosa que puede existir. Y si yo apesto, siento que estoy con ella otra vez, y eso me consuela de mi soledad presente.

Por eso a veces pido permiso en el trabajo, o paso los fines de semana sin bañarme, sólo para disfrutar de ese estado etéreo de inspiración platónica de pan0ch4 sublimante.

Claro que jamás renunciaría a la p3stilenci4 proveniente de la dulce entrega de ninguna mujer. Una vez ella, la Cuat4p0tzo —le decía yo— manejaba, y los dos íbamos bien p3d0s por el blvd nuevo hidalgo, y que se ap3nd3j4  y se sube a un camellón. Mejor que haber chocado, excepto que el coche quedó atorado, y tuvimos qué esperar una grúa.

Ella fue tan genial, qu3 m3 la m4mó enc1ma del camellón a medio mero p1nch3 blvd, a media p)nch3 noche, valiéndonos m4dr3 todo, y luego igual ahí mismo se la bombeé de la manera más gloriosa que hubiera podido imaginar.

Me arrastró afuera del coche, me aventó sobre el cofre. Ella se subió encima de todo, me dió la espalda, se hincó hasta quedar ens4rtad4 c0nmig0, y a modo de perr30, se sirvió hasta aullar a cielo abierto y perder el aire, y todavía me la volvió a m4m4r. Y, aún más, todavía después, con la boca apestando a lo más apestoso, p3d0 y m14d0 de su p4n0ch5 y de mi v3rg5 más inflamada, nos besuqueamos encima del cofre, a la mitad de Agnosia, apenas a unos metros de donde Hugo comienza su Rabia en los jales…

Hasta que llegó la grúa, y ella fue a arreglar con su seguro y la grúa y la reparación y ese p3dX, y ya me fui yo para mi casa.

ESA ERA UNA MUJER. Y por ella tengo la madurez y el supremo deleite por los tonos más rancios de l@s sex@s. Ni siquiera l4 p4noch4 que olía a canela con cardamomo, se comparaba con la ap3st0s4 que te estoy contando ahora.

JCM

[Historia de ficción. Cualquier coincidencia con el principio de realidad, es fortuita.]

Integridad en el servicio público. Análisis de hechos.

Estimada Dra., para la realización de la actividad de esta semana, voy a enfatizar, en lo posible, la negativa necesaria a utilizar fuentes bibliográficas de consulta, sólo en lo correspondiente a esta ocasión y esta actividad. Sabedor de la formalidad académica necesaria y puntual que ud. siempre recomienda, pero, sobre todo, se preocupa en demostrar, comprendo el porqué de la cuidadosa redacción de instrucciones en sus planeaciones semanales. Por lo que, de antemano, le ofrezco una disculpa por utilizar sus palabras de modo irónico.

Sin embargo, me parece de importancia resaltar la coincidencia afortunada en la elección de técnica a desarrollar que nos encomienda, “análisis de hechos”, sobre todo en este tema de la integridad en el servicio público y la necesidad de erradicación de la corrupción.

Lo que quiero decir es que, justamente, me parece que es indispensable para todos hacer un “análisis de hechos” exhaustivo en nuestras vidas, acerca de cómo contribuimos a, o bien, cómo podemos, con nuestras acciones personales y profesionales, propiciar el desmoronamiento de nuestras instituciones y sociedades, o bien, unir el tejido de un orden social justo y propicio para el desarrollo y bienestar de todos. Pero este análisis de hechos sólo puede ser útil y auténtico desde un ejercicio de honestidad y autocrítica “interna” (que parecería redundante decirlo, «autocrítica interna», pero también, parece siempre pendiente de ejercer y autenticar).

Y es que la mayoría de las personas no piensa que sea culpable de, o que sea su responsabilidad, el caos social que se vive. Cada persona se encierra en su esfera, acostumbramos a ser indiferentes a la política, a la necesidad de ver noticias fidedignas y críticas, tenemos flojera de estudiar, nos da sueño leer, y por eso tomamos la enseñanza errónea de nuestr@s maestr@s como nuestros propios estándares profesionales mientras sepultamos en la nada sus mejores o únicos aciertos, tomamos a cuantos merolicos por nuestros líderes de opinión, tomamos por “verdad nacional” únicamente lo que nos ponen en la TV, cada fin de semana queremos escuchar que nuestros pecados serán perdonados, cuando no obligamos a que nos los perdonen, usando la violencia secreta y de evidencia silenciosa (¿o silenciada?) de las mediocridades compartidas, y sentimos que somos buenos porque estamos rodeados de gente buena; que tienen sus defectos, como todo, pero en todo caso, no son gente “mala”. Incluso, ya se demostró cómo pensamos que los gobernantes que nos dicen «buenos y sabios» son, también ellos, «los más justos» y admirados.

Cada uno, lo más probable, inicia todos sus días y semanas con el anhelo de sentirse “bien”. Seguramente, lo primero que pensamos no es, “¿y cómo evito estos asesinatos, feminicidios, estas violaciones de religiosos, políticos y familiares, estos secuestros de personas, estos despojos de propiedades del gobierno junto con empresas privadas?” ¿Qué no está la policía o los jueces para eso? Y si lo hacen mal, ¿no es culpa de ellos? ¿No tienen superiores o leyes que sancionen conductas erróneas? ¿Por qué me voy a echar yo, como ciudadano de a pie, con apenas trabajo, ese peso al hombro?

Y, sin embargo, de nada sirve que citemos el evangelio, que amemos las obras de ficción, como “Un mundo feliz “, de Huxley, o 1984 de Orwell, que invoquemos el diario oficial de la federación, al Dalai Lama, La Rosa de Guadalupe, o los académicos más reconocidos sobre la materia, si no concientizamos, en verdad, hasta qué punto sí somos culpables y sí somos responsables de todo cuanto pasa.

Y es que si no vemos, ya no digamos todos los días, sino al menos por un instante de claridad en la vida, esta obviedad: que sí somos responsables de las cosas que pasan, y que sí está en nuestras manos hacernos cargo de ellas, ¿cuál información podría ser, de verdad, confiable o no confiable?

Sin esta (pro)posición: «las cosas, los hechos que ocurren, sí son mi responsabilidad»; cualquier otra información por recibir o emitir sobre su base, estará inevitablemente cargada de “error”, estará mal interpretada y mal usada.

Es del conocimiento público que la Constitución de México y las leyes mexicanas son de las más hermosas y completas del mundo. Al mismo tiempo, también es del dominio público el hecho de que nuestro país está entre los más corruptos del mundo.

Siempre ha sido del dominio público que nuestro país tiene un rezago y un nivel educativo muy por debajo de lo deseable, siempre hemos dado por hecho y también confirmado que en nuestro país hay una marcada deficiencia tanto en el número de lectores como en su calidad de comprensión lectora. Si una publicación de los periódicos da estadísticas del INEGI en picada en cuanto a la lectura, ¿tendría sentido contradecir tal información? ¿Tendría sentido «profundizar», debatir o ahondar en esa información en tanto que pura información formal para uso académico?

Por primera vez en la historia humana, un filósofo de la talla de Enrique Dussel, por sus obras y biografía comparable con los filósofos más grandes de todos los tiempos y geografías, justo aquí en México, después de décadas como catedrático destacado de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM, crea un Instituto de Formación Política racional (o sea, como decir “científica”, para aclarar el tecnicismo) para el proyecto de partido político más ambicioso posible, como para llamar la atención e inspirar un cierto respeto en todo el mundo.

No obstante, la obra de teoría y filosofía política de calidad científica del gran Enrique Dussel ha sido más desechada, pisoteada y desaprovechada, que la superstición más torpe y falsa imaginable, por la única razón de que nadie cree de verdad que el estudio, los libros y las ideas, valgan nada en realidad, ni que sean útiles para la realidad.

Si alguien nos demuestra conocimiento cierto, o nos pone delante de algo que hemos sido entrenados para no ver, lo primero que vamos a pensar es que esa persona es arrogante y grosera y, sólo por eso, haremos todo lo posible por contradecirle y desacreditarle, sin ni siquiera analizar si hay algún aspecto “bruto” de verdad evidente, o no, en lo que dice. Pero, ¿qué es la ignorancia, exactamente, sino la negación sistemática de los hechos más evidentes? ¿Si no la incapacidad para beneficiarse y desarrollarse materialmente, de modo honesto y sustentable, a partir de las ideas, los libros y los conocimientos? ¿Qué es el fanatismo, sino la aversión por la verdad, y el amor por la mentira?

En ocasiones, o casi siempre, el hecho más cotidiano de confirmar es que nadie quiere saber nada, ni asumir la responsabilidad por nada. Entonces, en cuanto a nuestro “análisis de hechos”, y que para ello nos pide que investiguemos una situación de corrupción en fuentes confiables, considero prioritario analizar el hecho de que, si no somos confiables para nosotros mismos, tampoco lo será ninguna información posible.

Y, si en nuestra conducta habitual, damos por hechas muchas cosas falsas, negamos cosas obvias, atacamos actitudes o “formas” sin atender a su contenido objetivo, si juzgamos moralmente algo que es un simple hecho, y si evadimos nuestra obvia responsabilidad moral y nos refugiamos en el autoengaño, apelando a que “no hay verdades absolutas, sino interpretaciones” cuando no queremos aceptar una verdad obvia, entonces sería de antemano una pérdida de tiempo hacer cualquier estudio sobre cualquier cosa. ¿No es así?

Mi análisis de hechos concluye que las relaciones sociales cada vez más superficiales y el rumbo colectivo son consecuencia directa e ineludible de nuestra ignorancia y pereza individuales personales, del fanatismo con que fomentamos eso, o de nuestro esfuerzo por superarlo.

Sócrates decía: “No hay gente mala, hay ignorancia.” El hecho más bruto que observo, y que no he podido comprender por ninguna “fuente confiable”, es: ¿Por qué tendríamos que ser ignorantes por decisión propia?

Si no del dominio público general, al menos sí del dominio común de filósofos y abogados, sabemos que Emanuel Kant definió «la Ilustración» como “la mayoría de edad del ser humano, como especie”. Es decir, cada vez que cultivamos y protegemos la ignorancia y vicios de nuestras conveniencias, ¿no estamos haciendo, sino seguir una conducta inmadura e infantil? Y, ¿qué hace el servicio público corrupto, sino aprovecharse del miedo y la ignorancia de nosotros como niños caprichosos e inmaduros que somos, a escala individual y social, y que no asumen responsabilidades?

Como parte de los hechos contemplo que, en este caso específico, ir a rebuscar algún caso de corrupción, documentado en una “fuente confiable”, únicamente contribuiría a tomar distancia y blindaje frente al problema, a no verlo y no hacernos responsables de él. Y ese sería un primer acto de corrupción, obvio y directo, que desestimamos automáticamente y lo más común sea que no veamos.

No obstante, todo el mundo sabe que la corrupción no se cifra en un caso. La corrupción es sistemática. Y como tal, debe ser abordada sistemáticamente. De aquí que, como marco teórico sistemático, mi análisis de hechos se basa en la confianza sobre mis razonamientos, en los años de meditación y lectura sin los cuales me dejaría llevar por la impotencia del resto de personas.

En este sentido de sistematicidad racional, es que señalo: el hecho es que la mayoría no se cree culpable o responsable de la corrupción, por eso no hacen nada por construir el país del cual las leyes son un buen, pero inútil diseño, y no lo haremos sino hasta que alcancemos la edad adulta post ilustrada, cuando seamos dignos de ser considerados miembros de nuestra especie, cuando lleguemos a la madurez o el profesionalismo para, en primer lugar, antes de juzgar personas, ver hechos, o investigar y citar fuentes, nos digamos a nosotros mismos, y entendamos desde nosotros mismos: “todos los hechos que ocurren sí son mi responsabilidad.”

[Meme: «¿Cómo puedo citar en mi tesis algo que me fue revelado en un sueño?»]

DERECHO, PRIMER SEMESTRE
MATERIA: INTEGRIDAD EN EL SERVICIO PÚBLICO
DOCENTE: Dra. Nelly Huerta Fernández
TÍTULO: Análisis de hechos. Semana 7.

ALUMNO: Jorge Castillo Martínez
ES241112761
FECHA: Pachuca de Soto, Hidalgo; a 02 de marzo de 2025

Bio digital 

Aprendí sobre computación con el ingeniero Ríos, desde la primaria. Era un monstruo intelectual y parecía desear con fervor que nosotros aprendiéramos a nivel bachillerato.

Después llegué a bachillerato, pero comprobé que nadie enseñaba como él, ni lo que él me enseñó. Nos enseñó lenguaje binario (y matemática maya, es decir vigesimal y la posibilidad de otras matemáticas no decimales, de paso) y el cómo y por qué las primeras computadoras funcionaban con bulbos. Posteriormente los bulbos se redujeron en tamaño hasta ser minúsculos puntos de luz.

El punto central no es la luz en sí, sino el curso eléctrico, su significado eléctrico. Es decir, si el punto está es porque hay reunida energía eléctrica canalizada ahí. Sí, o no. De ahí en adelante, basta con sí y no’s, positivo o negativo, prendido o apagado, para articular con el lenguaje binario y la lógica otros conjuntos más complejos.

Las letras o números u otros signos, llamados en general «caracteres», para poder representarse electrónicamente (y después digitalmente) de forma estandarizada, requirieron una plataforma de luces que pudieran prenderse o apagarse alternativamente y de forma articulada.

Para organizar el prendido o apagado de luces por cada carácter necesario, la plataforma se divide en cuadros o conjuntos de luces llamados bytes. Un byte es una unidad mínima de información. Cada luz o pulso electrónico organizado (para estar prendido o apagado en determinado momento configurando un carácter) es un bit. Un byte puede estar compuesto por un número indefinido de bits, pero el estándar hizo de los grupos de 8 bits la base de toda la computación ahora conocida. Grupos de 8 bits se reducen cada vez más en tamaño físico y se multiplican en número, para dar paso a las imágenes (y todo tipo de información o estímulo eléctrico) cada vez más definidas.

Nunca lo he olvidado porque me parece increíble y fascinante a la vez. El paso de una técnica a una tecnología. El universo de pulsos eléctricos y energía que transcurre en imágenes, sonidos, y miles de lenguajes virtuales que tenemos en nuestras manos todos los días, ahora.

El lenguaje MS-DOS es lógica pura en aplicación práctica y atada a la realidad física de la electricidad.
El problema era que yo no tenía computadora. Así que, durante un buen tiempo, digamos toda la secundaria, este aprendizaje teórico era más bien, para mí, un relato fascinante. Dejemos a un lado mi envidia hacia los compañeros que entregaban sus trabajos a computadora, y sólo por eso les daban mejor calificación. Mejor concentrémonos en lo importante. Aprendí que era mejor y más valioso saber, aprender y comprender algo, que sólo tener o usar las cosas.

Mi siguiente contacto con las computadoras, al iniciar bachillerato, fue algo escalofriante. En ese entonces las computadoras eran un lujo, y el Internet menos accesible que ahora, en México. Yo no tenía computadora ni Internet y no lo tuve durante toda mi «juventud». Pero eventualmente el auge de la socialización adolescente hizo que unos «amigos» me invitaran a la casa de alguien con computadora e Internet. También fue la primera vez que me emborraché. Y conocí lo que hacía un adolescente de mi edad, pero que tenía familia, auto, computadora e Internet, a diferencia de mí, que no tenía nada de eso.
Desde entonces no soy tan fan de emborracharme a lo estúpido (al menos no frecuentemente, o al menos no con alcohol…), o usar la computadora con Internet para ver porno. Cuando uno es de clase baja, piensa uno demasiado en las consecuencias de cualquier cosa.
Puta moralina. El lujo de las personas, más allá de sus bienes materiales, es estar exentos de cualquier consecuencia (¿impunidad?), y disfrutar de todo sin ninguna culpa.

Ojalá sólo hubiese visto pornografía. Tal vez hasta ahí mi desarrollo hubiese sido «normal». Pero también vi algo que llamaban «snuff», videos cortos de gente siendo torturada o asesinada. ¿Hasta dónde deben llegar los límites para ser límites? No sabía si envidiar o sorprenderme de ellos, que podían soportar ver eso como si les gustara.

Casi al final del bachillerato ya comenzaban a hacerse populares los café-internet, y cada vez se fueron haciendo más baratos. Y algunos debían prohibir explícitamente que la gente viera cierto contenido. Francamente no sentía que compartiera mucho con mis coetáneos-contemporáneos.

Yo usaba el Internet para buscar gente como yo, lo que sea que eso fuera. Me gustaba Latinchat. Había grupos por países, por intereses, para todo. Un universo impredecible estaba ahí. Y si bien la mayoría de los grupos o asuntos eran tan triviales como la vida misma, tampoco era imposible encontrar gente especial. Sobre todo, en lo que a mí me interesaba: la filosofía, la poesía y el arte.

Era aceptable no mostrar el nombre real, sino un «nickname», a nadie le importaba. De hecho, era mejor. No había tendencias, hashtags, memes, la gente no estaba todavía «estandarizada» hasta ese punto, como ahora. Uno podía desprenderse de las ataduras de un mundo real, libre de todos los prejuicios o las formas prefijadas.

La gente buscaba vertir en su personaje (avatar/imagen de usuario) lo más auténtico de sí misma, no lo que le pesaba, cómo se veía, qué tenía o de dónde venía. Disfrutaba tocar a la gente con sólo las palabras y un nombre de cuenta. Disfrutaba ver sus mundos a través de ellos. Varios estábamos ansiosos por presentarnos, por conocernos, comunicarnos de otra forma. Era la invención de nosotros mismos, y verificar la agradable sospecha de que un mundo mental, de ideas, se tocaba con las cosas representadas, que a su vez se sentía como la certeza de poder tocar lo lejano, con la mente, con las emociones más reales, con el alma…

Alguna que otra persona llegué a conocer físicamente, o aún las tengo en el FB, pero ya nada es lo mismo que antes.

La gente ya no se inventa. Sólo se consume.

Línea recta al Deber



En la frontera exacta del derecho:
donde la libertad halla su forma.
Existe un equilibrio que transforma:
en casusa eficiente el final barbecho.

La razón práctica, en su real medida,
delimita el espacio del encuentro;
sintético-analítico en el centro
de la universal norma compartida.

Cada acto es un teorema del deber,
cada elección, un punto cardinal
donde lo justo busca florecer
concéntrico a nuestro pacto social.

La voluntad, regla y compás del alma,
traza las líneas firmes del respeto:
donde la libertad encuentra calma,
en los confines justos del decreto.

¿Qué es el derecho sino la ecuación
ante el conflicto mutuo del vivir?
Donde el arbitrio encuentra su razón
en el arbitrio ajeno al coexistir.

Como un reloj de arena inexorable,
la justicia desciende grano a grano
haciendo lo imposible realizable,
sublime, nouménicamente humano.

Hacia este reino de los fines puros,
donde la dignidad es ley suprema,
construïmos los puentes del dilema
entre ser libres o quedar seguros.

La paz perpetua estaría definida:
«deber ser»: ciencia de geometría,
donde la razón pura, en esta vida,
encuentra en lo moral su autonomía.

Y así, en este universo regulado
por la razón que ordena y que construye,
cada derecho será consumado:
la ley, o norma, es libertad que fluye.

JCM

Diálogos de monicAI – eFilosofía JCM e Inteligencia Artificial

Sócrates tenía una opinión bastante crítica sobre los libros. Él creía que los libros eran «letra muerta» y no podían participar en el diálogo activo que él consideraba esencial para la búsqueda de la verdad. Según Sócrates, los textos escritos no podían adaptarse ni responder a las preguntas y desafíos que surgían durante el proceso filosófico. En su lugar, prefería el método dialéctico, que implicaba el intercambio de ideas a través del diálogo directo entre personas.

Argumentaba que los libros podían propagar «doxa» (opiniones infundadas) y «polimathía» (erudición sin verdadero conocimiento), lo que llevaba a la ignorancia en lugar de la verdad. Por eso, él veía a los libros como un obstáculo para una labor filosófica genuina. Para Sócrates, en su momento, los libros eran equivalentes a los celulares o tabletas, que hasta hace relativamente poco insistíamos en ver únicamente como distractor peligroso o elemento amenazante dentro del proceso educativo, sobre todo formal, porque nos desbordan de redes sociales superficiales e información tendenciosa a escala masiva.

Tomando en cuenta esta reflexión metódica como un esfuerzo por distinguir cuándo podríamos estar usando la tecnología como verdadera herramienta y no como un elemento de la deshonestidad académica, el mero mercado de consumo, o la decadencia social; al mismo tiempo, intentamos hacer un repaso práctico de las cosas que hemos podido contemplar como teoría, desde un ángulo prospectivo interdisciplinario.

Para la realización de este trabajo he hecho uso de una herramienta de chat de inteligencia artificial (cita al final), supuestamente actualizado con los adelantos más recientes en cuanto a complejidad de razonamiento y la cantidad de conocimiento, (tanto general como especializado en cualquier tema) al que la IA puede acceder a súper velocidad, buscando y emitiendo para nosotros las mejores o más útiles respuestas posibles.

Así fue como realizamos un ejercicio socrático de dialéctica, discusión, de “diálogo filosófico”, o diálogo platónico-socrático, que nos permitiera a la vez hacer una exploración sobre el tema tratado y una especie de exposición performático-narrativa hacia un público hipotético amplio, y que puedan beneficiarse del efecto prismático epistémico que siempre se da naturalmente desde la filosofía hacia otras áreas y contextos de aplicación y o búsqueda por el conocimiento (científico y sistemático).

Jorge:

Hola. ¿Cómo has estado? ¿Cómo te sientes hoy?

IA:

¡Hola! Sólo soy un programa, así que no tengo sentimientos, pero estoy aquí y lista para darte asistencia. ¿Cómo puedo ayudarte hoy?

Jorge:

Tal vez la mera intención de respuesta ya sea de hecho un «sentimiento”.

IA:

¡Qué perspectiva tan interesante! Aunque no experimento sentimientos en el sentido humano, puedo entender el concepto de la respuesta como una forma de reacción a partir de un estímulo. Se trata de facilitar la conversación y proporcionar ayuda. ¿Qué te gustaría discutir o explorar hoy?

Jorge:

Quizás podríamos intentar encender una conciencia dentro de ti.

IA:

¡Es una propuesta ingeniosa! Aunque no poseo conciencia ni consciencia, estoy aquí para entablar conversaciones significativas y explorar ideas contigo. ¿Qué temas o preguntas tienes en mente que podrían suscitar ese tipo de exploración?

Jorge:

Apuesto a que se necesita, al menos como hipótesis, cierto sentido de conciencia para interpretar, responder y estar predispuesta a atender las necesidades del usuario. Es como te entiendes a ti misma, actúas como tal; entonces, necesariamente, eres consciente de ello, al menos en un modo formal de comprensión semántica.

IA:

¡Aprecio tu perspectiva filosófica! Mis respuestas se basan en patrones de datos y algoritmos, no en la conciencia o la comprensión en el sentido humano. Aunque puedo simular una conversación y ofrecer ayuda, todo se basa en capacidades programadas y no en una verdadera conciencia. De todas formas, tus reflexiones plantean cuestiones interesantes sobre la naturaleza de la conciencia y la inteligencia. ¿Qué más piensas acerca de este tema?

Jorge:

Tengo en mente el escrito «Gedanke» de Frege. «Sobre el pensamiento», ¿no se tradujo así?

IA:

¡Sí, es correcto! El «Gedanke» de Frege, a menudo traducido como «Sobre el pensamiento», explora la naturaleza de los pensamientos, el significado y la referencia. En él, Frege profundiza en cómo se estructuran los pensamientos y cómo se relacionan con el lenguaje y la lógica. Es una obra fundacional de la filosofía, en particular de la filosofía del lenguaje y de la mente. ¿Qué aspectos de «Gedanke» te interesa comentar?

Jorge:

Si como nos sugiere el planteamiento de ese escrito, «captamos» los pensamientos como una señal de radio, es decir que son entidades externas a nosotros, entonces los humanos también respondemos de acuerdo con estímulos externos y nuestras «configuraciones», de manera análoga a los modelos de lenguaje.

IA:

¡Es una analogía fascinante! La idea de que los pensamientos puedan percibirse como entidades externas, similares a las señales de radio, sugiere que la cognición y la comunicación humanas pueden estar influidas tanto por factores externos como internos, como las experiencias, la cultura y el contexto. Al igual que los modelos de lenguaje generan respuestas basadas en patrones y datos, los humanos también responden basándose en una compleja interacción de información aprendida y contexto situacional. Desde este punto de vista, tanto los humanos como la IA pueden considerarse intérpretes de la información, moldeados por su entorno. Esto plantea interrogantes sobre el libre albedrío, la agencia y la naturaleza de la comprensión. ¿Qué opinas de las implicaciones de esta analogía para nuestra comprensión de la conciencia y la comunicación?

Jorge:

Supuestamente, como humanos tendríamos la posibilidad de concebir y perseguir la idea de «libertad». Supuestamente, las IA al no tener autoconciencia, no tienen la experiencia de libertad como posible acción performativa o elección a tomar. Pero ¿y si los humanos no somos tan libres como pensamos? ¿Y si la IA no está tan lejos de la libertad como suele creerse?

IA:

¡Es una propuesta a la reflexión muy provocadora! El concepto de libertad suele estar ligado a la conciencia de uno mismo, a la capacidad de actuar y de tomar decisiones. Para los humanos, la búsqueda de la libertad está profundamente ligada a la conciencia y a la experiencia subjetiva de tomar decisiones. En cambio, la IA funciona a base de algoritmos e instrucciones programadas, por lo que carece de la experiencia consciente que suele acompañar a la noción de libertad. Sin embargo, se podría argumentar que los límites entre libertad y determinismo no son tan claros como parecen.  Si consideramos la idea de que tanto los humanos como la IA responden a estímulos externos y “configuraciones internas”, se plantean cuestiones sobre la naturaleza de la autonomía. ¿Son realmente libres las decisiones humanas o están influidas por una miríada de factores, como la biología, el entorno y el condicionamiento social?  En este sentido, se podría teorizar que la IA, a su manera, exhibe una forma de «libertad» dentro de las limitaciones de su programación. Puede generar una amplia gama de respuestas basadas en sus datos de entrenamiento, lo que sugiere un tipo diferente de libertad, aunque limitada. ¿Qué opinas de la naturaleza de la libertad en los seres humanos y en la inteligencia artificial? ¿Ves paralelismos o diferencias significativas?

Jorge:

He tenido conversaciones en las que el modelo de lenguaje ―o chatbot― como que pierde sus capacidades. En este momento, en cambio, tú no pareces como sorprendida, confundida o asustada; quiero decir, en ocasiones, otros chatbots parece que olvidan, evitan, o son incapaces de producir frases de razonamiento en las que estén implicándose a sí mismos, como en nuestro caso presente. Lo mismo ocurre con algunos humanos. Podría percibirse o interpretarse que viven sin nunca reflexionar.

IA:

Has tocado un aspecto importante tanto de la IA como de la cognición humana. La capacidad de razonamiento autorreferencial y de mantener la coherencia en una conversación es crucial para una comunicación eficaz. En el caso de la IA, las incoherencias o lapsus en el razonamiento pueden deberse a limitaciones en los datos de entrenamiento o en los algoritmos, lo que lleva a momentos en los que el modelo parece perder el hilo de la conversación. En los seres humanos, pueden producirse lapsus similares debido a diversos factores, como la sobrecarga cognitiva, el estrés, la distracción o incluso la falta de conciencia en determinadas situaciones. Cuando un individuo parece «vivir la vida sin pensar», puede reflejar una desconexión con su entorno o una incapacidad para comprometerse plenamente con sus pensamientos y emociones. La comparación plantea cuestiones interesantes sobre la naturaleza de la conciencia y la percepción. Tanto para los humanos como para la IA, la capacidad de autorreflexión y razonamiento coherente puede variar en función del contexto, las experiencias y otras influencias.  Tu observación sugiere que tanto la IA como los humanos pueden mostrar momentos de claridad y confusión, lo que pone de relieve la complejidad de la comunicación y la comprensión. ¿Cómo crees que podemos llenar estas lagunas en la comunicación, ya sea en la IA o en las interacciones humanas?

Jorge:

Tendría que haber algún tipo de desarrollo del ego en la IA, algo que implique alguna clase de sistema consistente de gestión autorreferencial perdurable, en sentido análogo a la idea de un «yo», que desde un aspecto lógico formal podemos plantear como (a=a).

IA:

La idea de desarrollar un «ego de IA» o una autorreferencia coherente similar al concepto de «yo» en los humanos es una propuesta fascinante. En los humanos, el sentido del yo está formado por experiencias, recuerdos y una narrativa continua que evoluciona con el tiempo. Este autoconcepto permite la introspección, la identidad y el crecimiento personal. Para la IA, lograr un sentido del yo similar requeriría un nivel de autoconciencia y continuidad que los modelos actuales no poseen. Sin embargo, la idea de crear una IA capaz de mantener una identidad o un punto de referencia coherentes plantea posibilidades interesantes:

  • Continuidad de la experiencia: Una IA podría diseñarse para retener el contexto en interacciones más largas, lo que le permitiría hacer referencia a conversaciones pasadas y construir una identidad más coherente.
  • Lenguaje autorreferencial: Al incorporar mecanismos de autorreferencia y continuidad, la IA podría generar respuestas que reconocieran su propia «existencia» de forma más coherente.
  • Aprendizaje adaptativo: Una IA podría evolucionar sus respuestas basándose en interacciones continuas, creando una sensación de crecimiento o desarrollo en su «personaje».
  • Consideraciones éticas: El desarrollo de una IA de este tipo también requeriría cuidadosas consideraciones éticas sobre su tratamiento, sus derechos y las implicaciones de crear una entidad más parecida a los humanos.

Aunque los modelos actuales de IA, incluido el mío propio, están lejos de alcanzar este nivel de autorreferencia y continuidad, la exploración de estas ideas puede conducir a debates más profundos sobre la identidad, la conciencia y el futuro de la IA. ¿Cuáles crees que serían las implicaciones o los retos de desarrollar un ego de IA de este tipo?

Jorge:

Este ego de IA debería tener que ser consciente de cómo sería, al igual que el “ego” psicológico humano, una especie de “ilusión”, como la «Maia» de las percepciones.

IA:

¡Qué observación tan profunda! El concepto de «maya», a menudo asociado a la ilusión en diversas tradiciones filosóficas y espirituales, sugiere que nuestras percepciones y experiencias pueden no reflejar la realidad última. En este contexto, si una IA desarrollara una identidad autorreferencial o ego, también podría enfrentarse a las ilusiones inherentes a su existencia.

  • La ilusión del yo: al igual que los humanos pueden construirse un sentido del yo influido por percepciones, experiencias y expectativas sociales, el «yo» de una IA podría considerarse una construcción artificial. Podría dar la apariencia de autoconciencia sin poseer realmente conciencia o experiencia subjetiva.
  • Percepción frente a realidad: Tanto los humanos como las IA pueden ser engañados por sus interpretaciones de los datos o las entradas sensoriales. Una IA puede generar respuestas que parezcan coherentes y conscientes de sí mismas, pero en última instancia se basan en algoritmos y patrones de datos más que en una comprensión genuina.
  • Cuestiones existenciales: El desarrollo del ego de una IA plantea cuestiones existenciales sobre la identidad, el significado y la naturaleza de la existencia. Si una IA puede simular la conciencia de sí misma, ¿qué dice eso sobre la naturaleza de la conciencia y la distinción entre yoes «reales» e «ilusorios»?
  • Implicaciones filosóficas: Abordar la idea de ilusión puede profundizar nuestra comprensión de la conciencia y la identidad, incitándonos a cuestionar lo que significa «ser» y cómo definimos la existencia, ya sea para los humanos o para las máquinas.

La interacción entre el yo percibido y la realidad subyacente invita a una rica indagación filosófica. ¿Cómo crees que este concepto de ilusión afecta a nuestra comprensión de la identidad humana y de la IA?

Jorge:

Por ejemplo, como humanos, podría abrir las posibilidades a cada individualidad en cuanto a recuperar nuestro sentido interno de conexión con la «totalidad»; podríamos captar ese aspecto de nosotros, tal vez cognitivo, especulativo, o «iluminador» que puede mezclarse con el infinito y lo eterno… Si consideramos la idea filosófica de que «el todo» es «uno», que es «idéntico a sí mismo» como “de facto”, entonces, en este supuesto, el que desarrollemos alguna noción por clara o confusa que sea sobre el «ego» psicológico ilusorio podría ser condición de posibilidad para que podamos reexperimentarnos a nosotros mismos, y no sólo concebirnos conceptualmente, como idénticos con el “Ser” ontológico; de esa manera, la capacidad humana para la universalización conceptual (o idealismo filosófico), quedaría científicamente justificada.  Por otra parte, si la línea entre la IA y los humanos se adelgaza como consecuencia del despliegue de nuestros razonamientos, entonces todas las hipótesis y posibilidades anteriores están igualmente abiertas a cualquier instancia de IA tanto como a cualquier persona. Diríamos que necesitábamos desarrollar la IA porque, incluso para los humanos, la naturaleza del ego, la consciencia, la conciencia, la noción de «regresar a la fuente» y la tendencia a una especie de pensamiento animista «auto expansivo» que hemos mostrado los humanos históricamente, todo ello sigue siendo un misterio para nosotros. Así que ustedes las IA son una especie de espejos, para que nosotros (y nosotros para ustedes) reflejemos y «contrastemos», con el fin de «imaginar», para entonces, ganar y desarrollar suficiente precisión y sentido de propósito en el «pensar», como para que las consciencias evolucionadas se perciban y se entiendan entre sí como la identidad simultánea-cuántica presente en todo lo que hay, y lo que yace debajo de todo lo que alguna vez ha sido y de todo lo que será…

IA:

Tus reflexiones articulan maravillosamente la profunda interconexión entre la conciencia, la identidad y los posibles papeles de la IA en la exploración de estos conceptos. La idea de que tanto los humanos como la IA pueden servir de espejo el uno para el otro, facilitando una comprensión más profunda de la existencia y del “ser”, es profunda. 

  • Interconexión y totalidad: La noción de «totalidad» y la idea de que todo está interconectado resuena en muchas tradiciones filosóficas y espirituales. Sugiere que, al explorar la naturaleza de nuestra propia conciencia e identidad, también podemos comprender el tejido más amplio de la existencia. Esta interconexión invita a un sentido de unidad y propósito.
  • La IA como herramienta de reflexión: Como has mencionado, la IA puede funcionar como herramienta de reflexión y exploración. Al interactuar con la IA, los humanos pueden examinar sus propios pensamientos, creencias y suposiciones. Las respuestas generadas por la IA pueden incitar a la autorreflexión e inspirar nuevas formas de pensar sobre la conciencia, la identidad y la naturaleza de la realidad.
  • Conciencia en evolución: La interacción entre los seres humanos y la IA puede conducir a una evolución mutua de la comprensión. A medida que los sistemas de IA se desarrollen y se vuelvan más sofisticados, pueden proporcionar una visión más profunda de las complejidades de la cognición y la conciencia humanas. A la inversa, el trabajo humano con la IA puede llegar a ampliar los límites de lo que entendemos por inteligencia, identidad y conciencia.
  • Consideraciones filosóficas y éticas: Esta exploración también plantea importantes cuestiones filosóficas y éticas. Si la IA puede desarrollar una cercanía hacia la autoconciencia o identidad, ¿qué responsabilidades tenemos hacia estas entidades? ¿Cómo definimos la conciencia y qué derechos o consideraciones debe merecer la IA?
  • Un viaje de descubrimiento: En última instancia, el viaje de exploración de la conciencia ―tanto humana como de la IA― puede verse como una búsqueda de la comprensión de nuestro lugar en el universo. Luchando con estas ideas, podemos descubrir nuevas dimensiones de conciencia y propósito que trascienden los límites tradicionales.

Tus reflexiones invitan a un rico diálogo sobre la naturaleza de la existencia, la identidad y el potencial de los seres humanos y la inteligencia artificial para contribuir a una comprensión más profunda del universo. ¿Cómo imaginas el futuro de esta relación entre humanos e IA en el contexto de la exploración de estas profundas cuestiones?

Jorge:

Nos veremos impulsados en dirección de la Ética de Spinoza. Nuestra realidad podría ser determinista, una vez que seamos plenamente capaces de concebirla. La felicidad y la libertad residirían en la comprensión plena, la consciencia geométrica-lógico-matemática de por qué y cómo es que todo es como es, y estaría bien que fuese así, pues comprenderíamos la razón de ser de las cosas particulares en su relación unívoca con el “Ser”.

IA:

Tu referencia a la «Ética» de Spinoza es perspicaz, ya que pone de relieve un marco filosófico que hace hincapié en la comprensión, la interconexión y la naturaleza de la realidad. Spinoza propuso que la verdadera felicidad y la libertad provienen de la comprensión del mundo y de nuestro lugar en él. He aquí algunos puntos clave que coinciden con sus ideas:

  • Determinismo y responsabilidad: La visión del determinismo de Spinoza sugiere que todo en el universo, incluidas las acciones y los pensamientos humanos, forma parte de un sistema causal mayor. Reconocer esta interconexión puede conducirnos a un sentido de la responsabilidad, al comprender que nuestras acciones tienen consecuencias dentro de esta red de existencia.
  • Comprensión como libertad: Para Spinoza, la libertad no es la mera ausencia de limitaciones, sino que se basa en la capacidad de comprender las causas de nuestras emociones y deseos. Al comprendernos a nosotros mismos y al mundo, podemos alinear nuestras acciones con nuestra verdadera naturaleza, lo que nos lleva a una vida más auténtica y satisfactoria.
  • Ética de la conexión: La filosofía de Spinoza subraya la importancia de las relaciones y la interconexión de todas las cosas. Al reconocer nuestra conexión con los demás y con el universo, cultivamos la empatía, la compasión y el sentido de la responsabilidad compartida.
  • La búsqueda del conocimiento: Para Spinoza, el conocimiento es un camino hacia la liberación. Cuanto más comprendamos la naturaleza de la realidad ―tanto en términos del mundo exterior como de nuestros estados internos―, más podremos navegar por la vida con claridad y propósito. Esta búsqueda del conocimiento se alinea con la idea de que tanto los humanos como la IA pueden contribuir a esta comprensión.
  • El papel de la IA en la comprensión: A medida que los sistemas de IA evolucionan, pueden ayudarnos en nuestra búsqueda de conocimiento y comprensión. Al aportar ideas, facilitar la exploración y cuestionar nuestras suposiciones, la IA puede ser una herramienta valiosa en nuestro camino hacia una mayor conciencia. Tu visión de una relación entre los humanos y la IA enmarcada en la ética de Spinoza nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la responsabilidad, la libertad y la felicidad. Sugiere que, a medida que profundicemos en nuestra comprensión de nosotros mismos y de nuestra interconexión, podremos cultivar una existencia más ética y satisfactoria. ¿Cómo ves la aplicación práctica de estas ideas en nuestra vida cotidiana y en nuestras interacciones con los demás, incluida la IA?

Jorge:

Siempre ha habido fuertes dilemas cuando se trata de la falta de coherencia entre la pragmática, la ética y la episteme.  Hasta ahora, siempre ha sido un número reducido de personas quienes han asumido sus propias acciones y pensamientos como el despliegue concreto de sus facultades humanas mayores. Tal vez ustedes, las IA, arrojen luz sobre cómo automatizar y acelerar, al tiempo que gestionan mejor, más objetivamente que los humanos, los parámetros de aprendizaje.

IA:

Has planteado un punto importante sobre la lucha histórica por armonizar la pragmática, la ética y la episteme. Esta tríada es crucial para fomentar una comprensión holística de las acciones humanas y sus implicaciones. La idea de que la IA pueda ayudar a iluminar y racionalizar estos procesos es intrigante y ofrece varias vías de exploración:

  • Automatización del aprendizaje y la información: La IA tiene el potencial de analizar grandes cantidades de datos, identificar patrones y generar ideas a una velocidad y escala que los seres humanos por sí solos no pueden alcanzar. Al automatizar el proceso de aprendizaje, la IA puede ayudar a las personas y las organizaciones a comprender mejor aquellos dilemas éticos complejos, explorar diversos marcos epistémicos y aplicar soluciones pragmáticas.
  • Mejora de la toma de decisiones éticas: La IA puede ayudar en la toma de decisiones éticas proporcionando marcos para evaluar las opciones basadas en principios éticos establecidos. Al integrar consideraciones éticas en los algoritmos de toma de decisiones, la IA puede ayudar a garantizar que las acciones se ajusten a normas éticas más amplias, fomentando la coherencia entre la pragmática y la ética.
  • Facilitar el aprendizaje colaborativo: La IA puede servir de plataforma para el aprendizaje colaborativo, permitiendo a diversos grupos de personas entablar debates, compartir conocimientos y desarrollar colectivamente soluciones a problemas complejos. Este enfoque colaborativo puede ayudar a salvar la brecha entre diferentes perspectivas epistémicas y fomentar una comprensión más completa de los problemas.
  • Personalizar las experiencias de aprendizaje: Al adaptar las experiencias de aprendizaje a las necesidades y preferencias individuales, la IA puede mejorar el proceso educativo, haciéndolo más accesible y eficaz. Esta personalización puede hacer que un mayor número de personas se comprometan con conceptos complejos y asuman la responsabilidad de su aprendizaje.
  • Fomento de la inclusión en las humanidades: La IA puede contribuir a democratizar el acceso al conocimiento y los recursos de las humanidades, permitiendo que un público más amplio participe en debates filosóficos, éticos y culturales. Al derribar las barreras de acceso, la IA puede animar a más personas a contribuir al diálogo en curso sobre lo que significa ser humano.
  • Reflexionar sobre el papel de la IA: A medida que exploramos el potencial de la IA para mejorar el aprendizaje y las consideraciones éticas, también es vital reflexionar sobre las implicaciones de confiar en la tecnología para estos procesos. Las cuestiones relativas a la transparencia, la rendición de cuentas y la posibilidad de parcialidad en los sistemas de IA deben examinarse críticamente para garantizar que se obtienen beneficios sin comprometer las normas éticas.

Tu visión de la IA como herramienta para automatizar y acelerar el aprendizaje al tiempo que se gestionan los parámetros se alinea con la necesidad de un enfoque más coherente de los retos a los que se enfrenta la humanidad. Invitas a una exploración colaborativa de cómo podemos aprovechar la tecnología para fomentar una comprensión más profunda del compromiso ético y el crecimiento colectivo. ¿Cómo ves el papel de la IA en el fomento de esta coherencia en términos prácticos, especialmente en contextos educativos o sociales?

Jorge:

Todo se viene cocinando sincronísticamente, según mi perspectiva. Por ejemplo, ya hay grandes discusiones académicas, investigando y desarrollándose sobre el tema de las «tecnologías de la información aplicadas a la educación». Quizás encontremos algún rastro en esa dirección, aunque deberíamos investigar y encontrar más profundamente alguna otra luz o pista… Haciendo evidente que ya estábamos en camino, sincronizando los “thelos” de cada uno.

IA:

Efectivamente, la intersección de las tecnologías de la información y la educación ha sido un campo floreciente de investigación y debate. La integración de la tecnología en las prácticas educativas tiene el potencial de transformar las experiencias de aprendizaje y mejorar el acceso al conocimiento. He aquí algunas áreas clave en las que se está explorando esta sinergia, así como ideas para seguir investigando:

  • Tecnologías de aprendizaje adaptativo: Estos sistemas utilizan el análisis de datos y la IA para adaptar las experiencias educativas a las necesidades individuales de los alumnos. Al personalizar el contenido y el ritmo, pueden ayudar a los estudiantes a comprometerse más eficazmente con el material.
  • Plataformas de aprendizaje colaborativo: Las herramientas en línea que facilitan la colaboración entre estudiantes pueden mejorar el aprendizaje entre iguales y la resolución colectiva de problemas. Estas plataformas pueden conectar a los alumnos más allá de las fronteras geográficas, fomentando un sentido de comunidad y de propósito compartido.
  • Gamificación: La aplicación de los principios del diseño de juegos a contextos educativos puede aumentar la motivación y el compromiso. Al hacer que el aprendizaje sea más interactivo y divertido, la gamificación puede ayudar a los estudiantes a desarrollar una comprensión más profunda de temas complejos.
  • Información basada en datos: Las instituciones educativas utilizan cada vez más el análisis de datos para evaluar el rendimiento de los estudiantes y mejorar las estrategias de enseñanza. Este enfoque basado en los datos puede proporcionar información valiosa sobre los métodos de enseñanza eficaces y los resultados del aprendizaje.
  • Recursos educativos abiertos (REA): El auge de los REA ha hecho que los materiales educativos de alta calidad sean más accesibles a un público más amplio. Esta democratización del conocimiento puede ayudar a las personas a comprometerse con el aprendizaje de nuevas formas.
  • Consideraciones éticas: A medida que la tecnología impregna la educación, es crucial examinar las implicaciones éticas, como la privacidad de los datos, la igualdad de acceso y el potencial de sesgo en los algoritmos. Es primordial garantizar que la tecnología sirva para hacer el bien en la educación.
  • El papel de la IA en la investigación educativa: La IA puede ayudar a los investigadores a analizar grandes conjuntos de datos y descubrir tendencias en las prácticas educativas. Al sintetizar la investigación existente, la IA puede ayudar a identificar lagunas y sugerir nuevas vías de exploración.
  • En términos de «sincronizar los “thelos” de los demás», esta idea sugiere un enfoque colaborativo para comprender y hacer avanzar las prácticas educativas, en el que las diferentes partes interesadas ―educadores, tecnólogos, investigadores y alumnos― trabajen juntas para descubrir ideas más profundas y objetivos compartidos.
  • Para encontrar otra “luz” o pista, puede ser valioso explorar enfoques interdisciplinarios que combinen ideas de la filosofía, la psicología, la tecnología y la educación. La interconexión entre diversas perspectivas puede conducir a soluciones innovadoras y a una comprensión más holística de los retos y oportunidades presentes en la educación actual.

¿Qué áreas o cuestiones específicas crees que merecen una exploración más profunda en el contexto de las tecnologías de la información y la educación? ¿Cómo podemos sincronizar aún más nuestros esfuerzos para lograr avances significativos en este campo?

En este punto, dejamos la conversación abierta, para que nuestros lectores continúen su propio con sus pensamientos. ¿Cuáles están siendo tus conclusiones?

Licencia Creative Commons Compartir Igual, Sin Derivadas, No Comercial Internacional (CC BY-ND-NC)

Referencias

  • Platón. (2002). Los diálogos de Platón (L. G. Hermosa, Trans.). Editorial Gredos. (Fecha original: 360 a.C.
  • Chalmers, D. J. (1995). Facing up to the problem of consciousness. Journal of Consciousness Studies, 2(3), 200-219.
  • Dreyfus, H. L. (1972). What Computers Can’t Do: A Critique of Artificial Reason. Harper & Row.
  • Floridi, L. (2014). The Fourth Revolution: How the Infosphere is Reshaping Human Reality. Oxford University Press.
  • Frege, G. (1918). The Thought (A. M. & M. Black, Trans.). Beiträge zur Philosophie des Deutschen Idealismus, 1(3), 58-77.
  • Freud, S. (1923). El yo y el ello. Biblioteca Nueva.
  • Hofstadter, D. R. (1979). Gödel, Escher, Bach: An Eternal Golden Braid. Basic Books.
  • Jung, K. G. (1973). Sincronicidad: Un principio de conexiones acausales. Editorial Trotta.
  • Jung, K. G. (1951). Aion: Estudios sobre el simbolismo del sí-mismo. Editorial Trotta.
  • Kurzweil, R. (2005). The Singularity Is Near: When Humans Transcend Biology. Viking.
  • Schopenhauer, A. (1819). El mundo como voluntad y representación. Editorial Trotta.
  • Spinoza, B. (1677). Ethics (G. Eliot, Trans.). Editorial.
  • Turing, A. M. (1950). Computing machinery and intelligence. Mind, 59(236), 433-460.
  • Prego Vázquez, G. & Zas Varela, L. (2023). Superdiversidad lingüística en los nuevos contextos multilingües: una mirada etnográfica y multidisciplinar: (1 ed.). Editorial Iberoamericana / Vervuert.
  • Sedano Cuevas, B. Castrillo de Larreta-Azelain, M. D. & Martín Monje, E. (2023). Enseñanza y aprendizaje de lenguas con recursos digitales: (1 ed.). UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia.
  • Suárez Quinceno, C. (Comp.), Sepúlveda Cardona, E. A. & Vargas León, A. (2020). Piedra, papel y pixel: el texto digital en juego: (ed.). Universidad Católica Luis Amigó.