Yo todavía me acuerdo
de pocos años antes
—parecen milenïos—
do parecía que en SEPH
habían —y ora ya no hay—
de esas autoridades
que inspiraban —de menos,
aunque manchado en miedo—
alguna endeble clase
de magro —gris— respeto
dijeras saludable
[(No sé si es que así era;
¿me afectó el «switch» de edades?)]
Ya no hay más que amiguismo
—tan alegre y cordial—
tan podrido y rastrero
que en sus abrazos cago
lo que a mi arma de fuego
nomás indigestaría
de estar pensando en esos
remedos de puñales
—atuendo de payasos—
que en política están
para estar asoleados
—no poco, sino mucho—
y así, re bien quemados
y si como docentes
ya eran sobras del caldo
ahora, de incompetentes
—mira si de ahí los bajo—
no parece que nadie
se estuviera cuidando
de hacer bien su trabajo
—¿Y para qué los quieren?—
Ahorra parafernalias
con que YA NO DETIENES
ESA FIEL VOCACIÓN
—¡INCORRUPTIBLE!— […tu…] perro,
que en todo su derecho
puede bien defender
alguien que se dedique
—alma, rostro, kokoro—
al emergente oficio
—emprendedor, naciente—
en el que —SÍ— hay valores
y códigos morales
—como que tú no tienes—
DE verdadero y puro
—¡de pureza! ¡pendejes!—
auténtico y audaz:
—tu mejor— DELINCUENTE
jcm
Etiqueta: diálogo filosófico.
¿Por cuánto $ es Nada?
¿Por cuánto ha ( $ )
que tu carrera
ya vendiste?
Sin nada,
yo te la
hubiera
comprado.
Y en algo
la hubieras
visto
convertirse.
Porque
nada valía,
desde
el principio.
Y, en
cambio,
ahora,
por idiota,
estás en deuda
con mi juicio.
Qué malas
inversiones
has jugado.
Qué mal
te aconsejó
tu buen padrino.
Todos ustedes
ahora están
a mi capricho
para hacer con
sus nombres
cubiletes.
JCM
#revocacióndemandatoparajuliomenchaca #fueranatycastrejón #artistasquéestáncreando

Panpalabro
lo que
en una
pantalla te
empalabro
ahí
en la
merita
calle
lo defiendo
con los dientes
por eso
no hay
hij@ de
puta
que se me
ponga
delante
y más
pronto
que tarde
no lo
la—men-te
jcm
Yo, don gobernador
Si alguien debe gobernar,
¿por qué no dejarme yo?
Soy el único en su vasto
—regio, ilustre— muladar
que no ha de sentir vergüenza
cuando le llamen a cuentas.
Porque si no he dado nada
que se pueda aprovechar,
sólo es por la gente hueca:
inútiles tod@s que no
saben, y no van a hacer
valer pa ni un cacahuate
su inerte gran posición
como simple y llana gente
que no pueda ser —increíble—
todavía más pendeja.
JCM
baladas baaalaaadaaas
Como ya me cansé de estas baraharas…
Baaladas… Sí… Baalidos de animales…
y —gracias dios— no seremos iguales,
yo haré algo de provecho con mis haras:
—porque son feministas, sí, mis haras—
de este poema que se erige ante tales
cual momento, efigie, adicionales,
de mis entusiasmadas bromas raras:
Tengo que mentar las progenitoras
de las indecibles vergüenzas dadas,
desde ahora, bien temprano, a todas horas
[—y a todas horas, porque: a todas horas
ya tienen programado que la KGn—]:
nomás es conmigo que no le atoras
y eso que son bien ricas mis nalgadas
y lo mío, quieras no quieras, devoras.
jcm
Epístola de ficción
Hola… Disculpa… Espero no molestarte. Lo siento, porque quizá no debería comentar ni preguntar nada sobre el tema del que te hablaré en estas líneas. No pude evitar ver un par de tus publicaciones en redes, donde me pareció dabas a entender que terminó la relación sentimental que tenías. Es sólo que… no sé si lo interpreté bien; y si sí, no puedo creerlo. No sé si decir «lo siento», o qué, pero es triste de algún modo.
Por lo regular no me preocupa si causo malas impresiones en la mayoría de las personas, pero en tu caso es distinto. Siempre admiré tu inteligencia y perspicacia, independientemente de si teníamos o no coincidencia de opiniones. A ti no te conozco más que virtualmente, y por andar debatiendo/difiriendo sobre asuntos polémicos, pero me inspiras más respeto que otras personas cercanas.
La última vez me habías desamigado y creo que también bloqueado de tus redes. Eso me puso un poco triste, porque expresaste, según me pareció, que te había dado una imagen equivocada de mí mismo. Una que me avergoncé de ocasionarte y por ello perder tu mínima consideración.
Al mismo tiempo, también sumó al respeto y admiración que ya tenía por ti. Según yo, no estaba «ofendiendo» a tu entonces pareja, sino siendo sincero con él. Algo opiné sobre algo que publicaste y, como siempre, buscaba una respuesta, provocar mutuamente nuestro pensamiento crítico, y lo hice contigo porque creí que, dentro de discusiones aleatorias anteriores, había podido comentar que apreciaba tu forma de pensar, el hecho de que tu razonamiento fuera más coherente y sólido que el de tus amigos u otras personas en general. Lo que pensé fue: ¿Por qué este machito asume que yo intento molestar a una dama? Ya había discutido con él antes y sabe que mi bandera es la activación del pensamiento crítico y la colaboración ética entre librepensadores. Además de machista, porque creo que pudo darte la libertad de expresar por ti misma tu pensamiento o tu deseo de no hablar conmigo, me pareció deshonesto y cobarde que alguien intente achacar un defecto moral a otro, con la intención de ocultar o defender sus fallas intelectuales y éticas propios.
Si yo me dedico a pensar sobre eso y actuar en consecuencia, es porque creo que se debe trabajar social y humanamente en ese sentido, y lo que hago no es nada sino seguir el ejemplo de Sócrates. No podemos mejorar nada cuando de hecho nos negamos a admitir y ver los problemas que tenemos. Socializar análisis, vivirlos para poder profundizalos, comprenderlos y poder ser responsables de eso… es lo que busco que logremos.
Lo que detesto en general es que, si bien la familia y las amistades son refugios y apoyos necesarios, por lo regular este primer ideal se pierde en el momento que estos círculos sociales se vuelven hacia hábitos de exclusión, discriminación, fanatismo, encubrimiento y mediocridad. De esta manera, incluso las personas mejor intencionadas y más capaces en su ámbito, causamos, mantenemos y colaboramos con aquellos problemas de los que siempre nos quejamos como sociedades. Si nuestro ego está bien, si lo inmediato está bien, si contamos con aceptación de uno o varios grupos que reafirmen nuestra identidad y «valor», con eso somos felices, eso basta para no querer pensar ni saber nada más. Desde mi punto de vista, esto es un error. No somos topos para quedarnos estancados en una visión corta. Pienso que uno es un ser humano de verdad, una persona viva de verdad, sólo si no dejamos de sentir, aprender, y ampliar, tanto nuestra visión como nuestras capacidades.
Hay gente que conozco y no me importa un conflicto o malentendido con esas personas, aunque sean cercanas, si no puede haber razonamiento, respeto (precisamente) y sinceridad. Me pareces distinta porque en pocas personas se aprecian estas cualidades «ideales» como en ti.
A nuestro amigo y también con otros que defendías, y con los que me veías debatir, nunca quise insultarlos. La intención del intercambio salvaje que provocaba al poner sal en nuestras llagas, era justo por el motivo contrario. Supongo que también soy humano y me pude equivocar en todo, la idea, el método y el resultado.
Y, tu molestia hacia mí, podía que no fuera sino un argumento con el que la vida me respondía y quería enseñarme algo que no podía entender, si no sentía el arrepentimiento y el dolor de no poder comunicarme con alguien como tú. La solidaridad que siempre tuviste con tus amigos y pareja en especial, sólo confirmaba tus cualidades humanas, además de intelectuales.
Yo no soy una persona muy sociable. Casi no tengo amig@s, no convivo mucho con ell@s y pareciera que agoté oportunidades y/o deseo por construir una relación donde pudiera sentirme valorado, querido, apoyado; como un ser humano y no un artículo de consumo, desechable. Pareciera la tendencia de nuestra época, ser desechables. Por alguna razón, algunos pensamos o deseamos el ideal de una vida armónica y significativa; y creo que en alguna parte de nosotros guardamos ese ideal sin importar lo imperfecto o endeble para el contexto de cada quien. Es bonito cuando ocurre, es esperanzador ver personas como tú, haciendo ese despliegue de cualidades, con firmeza, asertividad, inteligencia y ternura a la vez. Me alegré por esa persona, que tenía la fortuna de contar contigo plenamente.
No sé si proyecto mis faltas y traumas, o es empatía pretender imaginar los sentimientos de la ruptura entre otras personas, distintas y ajenas a mí. Da miedo pensar que vivimos, en general, un proceso de deshumanización socio-histórica, donde perdemos la capacidad de unión y entendimiento entre un@s y otr@s; la mentada sociedad líquida.
Pensaría —queriendo hacerlo positivamente— que, pese a todo, probablemente logremos aprender de las cosas, probablemente de eso se trata. Siendo realista conmigo mismo, a veces dudo mucho que yo haya estado haciendo eso bien, como debería.
A veces me pregunto si las cosas que hago son un modo de resistir ante la inercia de la decadencia, o simplemente no entenderé el bienestar, el ser ni el deber ser de nada, porque soy un enfermo incurable.
Tú eres más lista y más fuerte. Sé que sabrás, como siempre, ser ejemplo de resiliencia, sabiduría y fraternidad. Seguiré aprendiendo de ti, o intentando al menos. Deseo estés bien; que lo malo pase y lo bueno mejore.
JCM
Claro que tienes derecho
Claro que tienes derecho
de no luchar por nada.
Derecho a ser feliz, a relajarte,
a pensar que eres esa tan genial persona
que no debe nada a nadie y que trabaja,
que paga sus impuestos y que vota cuando debe.
Claro que tienes derecho
de limitarte a lo tuyo.
De escuchar las noticias
como un ruido molesto.
De no meterte en problemas
que para nada te tocan.
Como si no fuera
cualquier vida algo difícil.
Claro que tienes derecho
para envolverte en los tuyos.
Hoy es una bendición el tener a alguien.
Y para el día de mañana,
todo es tan inseguro…
Claro que tienes derecho a refugiarte.
También desearía, como tú,
ese inmenso poder de no pensar en nada.
Es la verdad, que te envidio,
porque yo no tengo a nadie.
Claro que tienes derecho
para llenarte de orgullo.
Sin importar lo que sea,
estás de pie.
La gente que te conoce
sabe cuánto has pasado.
Cuántas penas, esfuerzos,
todo tu sacrificio y constancia.
El respeto que siempre muestras
para tus jefes y amigos.
Cómo te amoldas y adaptas,
y cómo siempre sonríes
y respondes los saludos.
Claro que tienes derecho
de tener tranquilidad.
Cumples con tu trabajo, obedeces,
eres puntual y asistes a todos tus deberes.
Eres leal, una persona agradecida.
Y todo tu grupo social
sabe que cuenta contigo.
Juntos es que han protegido
todos sus intereses.
No han permitido que nadie
les humille, les insulte, ni les robe.
Y yo, un pobre inútil, hipócrita,
leproso repugnante,
que defiende cualquier causa
sin más razón que gritar escandalosamente,
clamando por cualquier limosna
de atención que a alguien le sobre.
Claro que tienes derecho de ignorarme.
Por gente como yo,
este país no avanza en ningún rumbo.
Tengo resentimientos, traumas,
vicios, necedades.
Soy esta persona colérica,
inestable y grosera
que no es capaz ni siquiera de soportarse a sí misma.
Sólo hay algo que sí quiero rogarte.
Y es que, desde nacer,
siento este profundo asco.
Nunca entendí qué es esto.
No me gusta. Cada mínimo detalle,
organización, protocolo, jerarquía,
cada reglamento escrito y cada
regla de etiqueta, cada celebración,
convivio, reunión, fiesta o asamblea,
cada facción, sindicato y grupo guerrillero,
no existe en realidad ninguna sola cosa
que no me sea en extremo repugnante.
No imaginas cuántas veces he deseado
ponerle, por fin, un fin a esta miseria.
No hay nada más que pueda
querer más,
que terminar conmigo
de una maldita vez por todas.
¿Por qué no, por favor,
vinieras, y me ayudas,
y me matas?
En el fondo, yo lo sé,
soy cobarde, al infinito,
un decepcionante cobarde,
igual que tú.
JCM
Ficciones: Apoyo mutuo «be like»
2do SOS al UNIVERSO
Amigo Erüînk, buenas noches.
Te ofrezco sinceras disculpas. Como compañero y líder que eres para mí en el combate y erradicación de la corrupción, así como el hostigamiento y/o acoso sexual y/o laboral, es por eso que intenté pedirte apoyo para los mismos efectos.
Pero ante las evasivas que me planteas, o los silencios con que te excusas, debo respetar tu libertad a tomar malas decisiones, por lo que, de seguir insistiendo en buscar tu humanismo y buena voluntad ética, en lugar de encontrar nuestro bien mutuo y el de nuestro gremio, estaría yo cayendo en la torpeza de hostigarte.

Nuestro trabajo está obligado a ser autocrítico, por la delicadeza de los asuntos que nos competen. Así que de ningún modo me puedo permitir el ser yo quien moleste a nadie más, en ningún sentido. El consentimiento explícito es esencial para todo intercambio humano.
Por lo tanto, de ser tu respuesta negativa o nula, me comprometo a no volver a intentar contactarte mediante tu número de teléfono, ni tampoco irrumpir en tu ámbito privado. A lo público, por cuanto comporta a nuestro carácter de servidores públicos, tod@s debemos responder, supongo. Pero en tu privacidad, esa sí no, nunca la irrumpiré de nuevo.
Tal vez por error supuse que, naturalmente, algunas circunstancias te habrían orillado a situaciones complejas de enfrentar. Después de todo, yo fui testigo de que, lo mismo que yo, sufriste de hostigamiento por parte de tu superior, con la doble ironía de que, se supone, en tu área se busca la igualdad sustantiva de toda la educación pública en Hidalgo.

Sin embargo, como ocurrió también en el caso de la presunta víctima que yo atendí, sucede que, como víctimas, nos cansamos demasiado pronto de lo intolerable que las autoridades hacen el proceso; aunque todo está previsto, explicado y prevenido, desde las capacitaciones que tomamos hasta el mismo marco legal que a todos nos gobierna, sin embargo, es cierto que no tod@s atinamos a empatar las teorías con las prácticas.
Es así que caemos en revictimizaciones como si fuera el Samsara. Mientras, quijotescamente, yo pretendo nuestro advenimiento colectivo hacia la Tathagatagarbha. Es que no sé cómo restringir mi ambición hacia mi individualidad sin ser, al mismo tiempo, egoísta de mi universal Jivanmukti.

Al posible error que me refiero es a que quizá hubieras deseado, en alianza conmigo, frenar la impunidad general, lejos de sólo remediarnos cultivando paliativos y conformarnos con la «solución» más paupérrima de nuestras comodidades personales. Si hay algo que me es casi imposible evitar es el creer en las mejores cualidades y capacidades de todas las personas que conozco, cometo el error de valorar y respetar a las demás personas muchísimo más de lo que ellas hacen consigo mismas.

Yo hubiera pensado ingenuamente que esto era algo bueno. Pero la autocrítica mencionada al principio, y que en lo personal me tomo excesivamente en serio, me ha llevado a tener que darme cuenta que es un error ya que, a pesar de que yo deseo todo lo mejor y estoy dispuesto a dar lo mejor de mí por las demás personas, sin embargo, no veo cumplidas mis esperanzas: ni de que las demás personas hagan algo mejor de sí mismas, así como tampoco me ha sido posible —en la abrumadora mayoría de los casos— lograr que las demás personas reciban lo más valioso de mí, como lo es el compromiso profundo con todo aquello que considero mi trabajo.
En último término, cada persona es libre de responder a ninguna otra cosa más que a su propia conciencia. Y yo siempre tendré que recordar mi obligación de respetar eso.

En consecuencia, esta será la última ocasión que solicite tu ayuda. Sólo si hubiera tu consentimiento explícito, y tu respuesta positiva en cuanto ayudarme a erradicar tanto corrupción como hostigamiento y/o acoso sexual y/o laboral; sólo en ese único caso es que sí te pediría comencemos a ponernos de acuerdo sobre todas las gestiones necesarias a llevar a cabo para lograr tal fin.
De lo contrario, voy a borrar tu número de mis contactos o lista de amigos, y así dejarte en la plena libertad para producir y asumir las consecuencias —cada uno— de nuestras propias acciones, por separado.

¿Qué debo hacer, amigo? ¿Cuento contigo, o te borro de mi lista?
JCM 200325
Epístola de ficción. Cualquier coincidencia con el principio de realidad es fortuita.









Cuánto vale la escritura…
En cuanto a ser escritor, una de las pruebas que me puse y que me di a mí mismo, sobre mi indudable calidad, fue en aquella ocasión donde, siendo subgerente de una tienda Aurrerá, escribí un correo electrónico cuyo valor en dinero me redituó arriba de los $50,000 en ahorro de gastos y garantía de continuidad operativa para mi unidad.
Siendo encargado, justamente, como «subgerente de operaciones», era mi responsabilidad pagar a todos los proveedores, garantizar todos los servicios, mantenimiento de equipos, contratación, capacitación, y supervisión de personal operativo; en general, todo aquello que fuera indispensable y necesario para el mejor funcionamiento de toda la infraestructura de la unidad.
Me encontraba en la ciudad de Sahuayo, Michoacán; si no de las más, por lo menos sí bastante calurosa, e hirviente en crímen organizado.
Mis equipos de refrigeración y congelación para la venta de perecederos, como carnes y verduras, estaban teniendo constantes fallas en todo el sistema. Se pagaron y se hicieron diferentes trabajos de mantenimiento; las soluciones sólo iban siendo temporales, cuando ya aparecía un nuevo problema de mantenimiento que arreglar y que se abonaba al conjunto de desperfectos interminables.
Para cada trabajo hice las gestiones de reclamo de garantía por el servicio de proveedor de mantenimiento. Por cada trámite, el CEO de mantenimiento de Walmart México y Centroamérica validó, a favor del proveedor, que no había garantía por reclamar, sino que simplemente se estaban realizando los trabajos de acuerdo a las necesidades.
Llegó el momento en que reuní la evidencia suficiente e irrefutable para decirle, en un correo electrónico (con copia para tod@s los CEOS de Walmart internacional), a este CEO transnacional de mantenimiento, que más bien parecía que estaba trabajando para el proveedor y no para nuestra empresa, Walmart.
Le dije terminantemente que mi unidad no iba a pagar más, y que exigía que se remediese, como fuese y lo antes posible, todo mi sistema de congelamiento y refrigeración.
En el correo electrónico específico en el cual le dije todo esto, estaba haciendo la reclamación sobre la garantía de un servicio de mantenimiento mal ejecutado, cuyo monto de pago ascendió alrededor de los $50,000
Claro que, dejar en perfecto estado mi equipo de refrigeración y congelación, tanto al proveedor como al CEO, les costó mucho más.
JCM
HOMENAJE A LA MUJER
[mes de ser mujer, ¿o cómo era?]
Me acuerdo de mi p4n0ch4 más azúcarpestosa, o sea de «azúcar, yeah», cuando huelo mi mano con olor a p1t0 apestoso y c0it0 decadente. Una tal Món1ca Du6án. Con ella tuve la experiencia del c0ñ0 más apestoso y sabroso a la vez. Su p4n0ch4 era la porqu3rí4 más maravillosa que puede existir. Y si yo apesto, siento que estoy con ella otra vez, y eso me consuela de mi soledad presente.
Por eso a veces pido permiso en el trabajo, o paso los fines de semana sin bañarme, sólo para disfrutar de ese estado etéreo de inspiración platónica de pan0ch4 sublimante.
Claro que jamás renunciaría a la p3stilenci4 proveniente de la dulce entrega de ninguna mujer. Una vez ella, la Cuat4p0tzo —le decía yo— manejaba, y los dos íbamos bien p3d0s por el blvd nuevo hidalgo, y que se ap3nd3j4 y se sube a un camellón. Mejor que haber chocado, excepto que el coche quedó atorado, y tuvimos qué esperar una grúa.
Ella fue tan genial, qu3 m3 la m4mó enc1ma del camellón a medio mero p1nch3 blvd, a media p)nch3 noche, valiéndonos m4dr3 todo, y luego igual ahí mismo se la bombeé de la manera más gloriosa que hubiera podido imaginar.
Me arrastró afuera del coche, me aventó sobre el cofre. Ella se subió encima de todo, me dió la espalda, se hincó hasta quedar ens4rtad4 c0nmig0, y a modo de perr30, se sirvió hasta aullar a cielo abierto y perder el aire, y todavía me la volvió a m4m4r. Y, aún más, todavía después, con la boca apestando a lo más apestoso, p3d0 y m14d0 de su p4n0ch5 y de mi v3rg5 más inflamada, nos besuqueamos encima del cofre, a la mitad de Agnosia, apenas a unos metros de donde Hugo comienza su Rabia en los jales…
Hasta que llegó la grúa, y ella fue a arreglar con su seguro y la grúa y la reparación y ese p3dX, y ya me fui yo para mi casa.
ESA ERA UNA MUJER. Y por ella tengo la madurez y el supremo deleite por los tonos más rancios de l@s sex@s. Ni siquiera l4 p4noch4 que olía a canela con cardamomo, se comparaba con la ap3st0s4 que te estoy contando ahora.
JCM
[Historia de ficción. Cualquier coincidencia con el principio de realidad, es fortuita.]
